me asomo cada día al horizonte
desde este Elogio
hoy esta extraña niebla de luz
me ha mostrado el abismo
blanco, el fin de la tierra
un viejo le canta a una vieja
en medio de esta extraña niebla
refulgente del sol
y tiene una vocecita tan dulce...
la habitación limpia la cama hecha
¿la primavera ha traído esta luz de huevo y alas?
intento leer poemas
te encaramas
a horcajadas me haces silla yo a ti cielo
escondes tu cochecito verde
entre mis pechos
estoy llena de secretos
eternamente la luz en ti
(me adelanto a la añoranza)
tocas el tambor en mi piel
improvisas un ritmo salvaje
como otros urinarios o lienzos de pared
yo tomo ahora a esta vieja borracha y
sin memoria y la nombro poesía
sus ojos traslúcidos y manos hago poemas
las pantorrilas ternura inmortal
nos embutimos los tres
en la casita de juguete
verde y roja
él me pellizca los pezones
mientras dice a nuestro hijo
“qué le pasa a mamá?
¡no se está quieta!”
y el niño se arroja sobre mí
gritando y riendo porque cree
que en eso consiste el juego
el juego
del amor
Palabras fuertes
Milagro
Silencio
Agua
los muslos de las viejas
sus rodillas gruesas inestables
guardan en sí tanta ternura
como el parque, las pipas, los árboles
una niña muy alta, muy delgada
se empujaba en un patinete de plata
con una pierna que era, lo juro,
como el remo de una embarcación vikinga
había cinco chicas
hablaban de los colores
de los trajes con que habían bailado
bailarían
yo bailé de blanco salmón azul
yo bailé de rosa y cuerpo negro
yo bailé de fuxia verde y salmón
.
estuvieron atropellándose entre colores y tutús
durante 10 minutos
parecían mariposas
de banalidad
los quinceañeros en el parque
con botellas de coca-cola de dos litros
y Larios Gin
hablan alto
aguantan las arcadas
serán los más salvajes
de la noche, qué hazañas
.
por el momento, los árboles
se despegan lentamente
del aire, que se aquieta
se oyen cascabeles y pisadas
todo el mundo calla
bajo la higuera lujuriosa del camino
me voy a sentar
a pensar tu muerte
así
cuando el olor de la tierra negra y cálida
haga de tu cuerpo el anhelo de mi piel
sentiré el alivio del que despierta
de una pesadilla a la mañana
me dirigiré a casa
y enterraré mi frente en tu cuello
quiero tener un hijo
que esnife pegamento
con la animalidad suave
con que se masturba un cachorro
Quiero un hijo así, legañas
y tal sonrisa que provoque
reflexiones sobre la felicidad y el poder.
Llevaría una gorra con un signo
que lo inscribiría en la Historia
dicen que el último instante
ese adiós
es un recuerdo intenso
de todo lo vivido
sin orden
desconcertado
yo, a menudo, soy eso:
un cúmulo de momentos bellos
ahora sí.
éstos son mis últimos poemas, y, por una vez, creo que sí forman una unidad, que se aportan (:)) y ensalzan. Y si, como otras veces, eliges tú el título, me alegrará mucho..