anochece en la tierra
del profundo perfume
el cielo es claro aún
como un estanque luminoso
y como los ojos del hijo
que teme su sombra
 
 
 
 

afuera la luz y adentro
la magia rebulle ya en los rincones
y los objetos oscurecen

 
 


pilas de agua quieta que me mira

el aire y ser elevada por su luz
lo negro y ser nido de calor

los cuerpos yacían en la piedra fría que
en su ser
recuerda siglos de polvo y lenguas
y sangre lenta

he bordado los relatos que se susurran
y ya no veo el bastidor
que reposa en mi regazo

escalofríos

 
 

y toman aliento
runas y serpientes enlazadas
observo
el habla del rayo difuminado
cantos de ojos en nacimiento


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

caricias en mi cuello
quizá mueran esta noche de nuevo
la violencia y el hierro
 

saludan los pájaros nocturnos
afuera lobos y adentro
latidos

 
 

de llovizna