No sono un personaje, sé quien soy. Sono quien habita lo trágico. No soy una sombra ni un cadáver. Hurgo la canción de los días, despierto los instantes y descubro (mariposa negra la vejiga de la muerte--blancaraña, azulerizo --que infinitos tus labios me besan oscuros). Descubro que soy amargo en el error de los poetas que intentan acallar lo terrible, la revuelta, las madres que arpan, aúllan y cantan como lobas. Estoy mirando con los ojos cosidos (yo sé quién soy) y descubro el horror de los poetas. ***** Los cobardes (en payamas) comen té y beben pan con mantequilla. La muerte es dulce como tu lengua: una cascada de rosas amarillas sobre los ojos de Narciso. Los poetas, (delicadas muñecas de la muerte), s'están quitando el ver y venden, y las verdes canicas quincallean en las esquinas del Hades. Se pudren azures, delicados, como los transformistas de Versalles --princesas plásticas, sifilíticos de antaño, añejos como la muerte: turistas de las discotecas y suicidas en la soledad de los exilios--). ¿Cómo soporto ***** esta belleza de los que trafican y s'enriquecen con la soledad de los amigos? Estoy cruzando el círculo del silencio atado a una camilla rosa. Delant'estoy del asombro y le quito espinas a mi lengua. Delante de los labios de la muerte, l'estoy quitando navajas a tus besos: rosas de luna en los ojos hermosos de Narciso que te miran y que me miran (soberbio, petulante), repitiendo que sabemos quién soy delante de las aguas de la madre. Los poetas de la Feria orinan en pijamas en los cáliz del templo y del olvido. Como cantantes de rock trafican ***** marihuanamente las palabras. Y se suben los ruedos de las hopalandas quinceañeramente en los columpios (mientras orgasmo sobre tu boca, sobre la boca de la muerte orgasmo tus días de fiesta). Son sobrios los poetas de las payamas enfermas. Le temen al canto, a la orgía, a los adverbios y a la dicha y olvidan que una rosa es una rosa (que una vulva es una vulva) y trabajan, trabajan como esclavos y no escuchan filosóficamente a Cristo sangrando de la lengua: peces de vidrio con los ojos de Yván, peces de vidrio como tu vulva (un asombro, un canto, una boca), ***** peces de vidrio como la muerte de Dios. Estoy delante del más terrible pensamiento de la libertá. La libertá me piensa y yo la canto; la libertá me canta y yo la pienso (entre'l tiempo curvo y el espacio curvo). Soy un semidios, aunque los poetas me odien, aunque me aten jesúsmente al silencio de sus bocas y no contesten mis "email" y mis palabras de Cristo desborden lo contemporáneo y lo simultáneo borgeanamente. Debajo de mi sombrilla amarilla los aerolitos, los de mi alma, están cayendo de tu seno a lo profundo de tu vulva. Estoy delante de los poetas y los ***** filósofos que sueñan y piensan en payamas. La guerra de liberación es inevitable. Un sueño de Magritte en medio de mi sueño. Un girasol de van Gogh en medio de la oreja que se pudre. ¿Dónde está el pensamiento fatal de los poetas? ¿Dónde el pensamiento orgíastico de los filósofos? Tu vientre es una tapia de caracoles, una tapia de canarios rojos como amapolas encendidas en medio de tus besos. ¡Estoy enamorado de la vida! (¡La madre de Magritte desnuda parece un pez como tu torso! Desnuda, tú, pareces un caballo gris ***** al borde de la espuma.) Los poetas de las payamas horribles comen té y pus, y es inevitable el horror. Inevitable los poetas mancos y sobrios. Inevitable los puros del sida en el mercado. Estoy delante del más terrible pensamiento. Un semidios me infunde el semidios. Estoy delante de los tanques y mi molotov es la orgía de Cristo. Los poetas leen quedamente como niñitas que sangran de los senos. Los filósofos piensan oscuramente en medio de los closets. ¡Dios tiene que vengarse de la infamia! Estoy con los monjes que desenfundan las espadas! Yo soy el que soy cuando hurgo en los días del instante. ¡Yo soy delante del más terrible pensamiento! ***** 12 de abril del 2003 Nueva York |