EL SUSURRO DEL VIENTO
Con la ventana abierta
cada ruido despierta
negra desolación,
mi lúgubre canción.
Nunca pude decirte
y tenías que irte:
ni sala ni función,
sólo desilusión.
No quiero que lo sientas,
no te pido que mientas;
desaté la pasión
y ahora es mi perdición.
Y de nada me arrepiento,
es mi destino de hombre:
el ensueño manda.
Cada vez que sople el viento,
susurrará tu nombre:
María Fernanda.
EL VIAJERO
La sal que arde en la herida
al otro lado del mar;
reconstruyendo mi vida
vagando sin descansar.
Me he ido sin despedida
para evitar el pesar,
quizás detengas mi huída
en un desértico bar.
Mi alma está muy desnutrida,
la tengo que alimentar;
estrecha y desposeída
y tan lejos de mi hogar.
La sal que arde en la herida
al otro lado del mar;
viajo sin rumbo y sin vida,
muy lejos, para escapar.
LA HUÍDA DEL FORASTERO
He tenido lo que he querido,
menos a ti;
y todo lo que he conseguido,
no es para mí
más que un destello desnutrido.
Tú, Venus, mi hechicera aria
eres mi sol,
eres la luz en mi precaria
luna de alcohol,
fundamental y necesaria.
Me marcharé sin hacer ruido
porque yo soy
un disidente perseguido,
y ahora me voy
con el corazón oprimido.
SER HUMANO
La venganza que elimina
el polen del corazón
y nubla nuestra canción
de procedencia divina.
El rencor que nos marchita,
debilita la pasión,
nos encierra en la prisión
de la insolencia maldita.
El orgullo que destruye
el altar de la verdad,
nos mutila sin piedad
con paredes que construye.
El espejo nos envuelve
en la locura fugaz,
en su tormenta tenaz
nuestra sangre se disuelve.
El papel de las estrellas
te aprisiona y te maldice,
y lo que el oro nos dice
es espada en las querellas.
La locura de la envidia
nos convierte en malvivientes,
con colmillos de serpientes
nos encierra en la desidia.
INOCENCIA
Inocencia y pureza,
blanca espuma y labor,
humildad y calor,
lejos de la tristeza.
El color se presume
en estela fugaz,
sin sombra ni antifaz
la verdad te resume.
Siempre hay una sonrisa,
llanto y gozo a la vez,
con escamas de pez
te ocultas de la brisa.
Mente como de armiño,
ojos de la verdad,
hambre de eternidad:
cuando tu eras un niño.
HECHIZO
Hechicera
aria con sangre de bronce,
haz que tu hechizo
abandone mi pecho;
cada vez que te miro
el cruel dolor, sutil,
se apodera de mí
en un mar de sangre.
Embustera,
ácida y cerrada es mi mente
cuando te veo
bajo mi ardiente cielo;
siempre que espero
en mis sueños por ti,
vuelo lejos de aquí;
y viajo sin suerte.
Pendenciera
luz de la capa celeste;
oh, cruel destino
que me haces forastero;
siento que muero
por el veneno vil
de alas de serafín,
con sabor a muerte.
SARA
Bajo atmósfera negra y sincera
del aroma de tu flor salvaje,
en tétrico y oscuro pasaje
has tratado de apagar mi espera.
Tu cabello teñido de negro,
con tus ojos en toque de queda
y tu tierno follaje de seda;
me encierro en tu mundo rojinegro.
El desenfreno de nuestra huída
cuando el cielo se llena de noche:
ya no podemos frenar el coche,
hemos forjado nuestra salida.
Caminamos por el sendero;
nunca hubo amor, pero hubo lujuria,
no nos perdimos en la penuria:
todo fue un incendio pendenciero.
Sara: el opio de mi vil conciencia;
Sara, entre tus piernas: mi suerte;
Sara, entre nuestra vida y la muerte;
Sara: conjuro de ambivalencia.
EL SEMBRADOR
He envenenado la tierra
con mi sangre y mi sudor;
he sembrado, con ardor,
todo el pan de nuestra tierra.
He sembrado en nuestra arena,
he plantado con pasión
para acallar la canción
de la hambruna, de la pena.
He sembrado entre las piedras,
sin llorar por mi dolor,
vegetales sin sabor,
para que no comas piedras.
Yo te he devuelto la vida,
y tú me hechas maldición;
yo te entrego bendición
y tú, una fruta podrida.
DESEOS
Carne y sabor,
fuego y sudor,
mieles y ardor,
sexo y dolor.
Mi maldición,
nuestra pasión;
pura ficción
en la prisión.
Hambre fugaz,
clamor tenaz;
el antifaz:
lumbre sin faz.
Nunca se van,
siempre estarán,
lo que nos dan
es nuestro pan.
UTOPÍAS INFANTILES
En una nube, en una estrella,
tu alma sube y tu cuerpo espera.
Mente blanca, pura y sincera,
cuerpo limpio que al mal se sella.
Sin martirio y sin soledad;
sin atadura y sin antifaz,
despojándonos del disfraz:
no hay penurias, sólo verdad.
Volando, lejos del deseo;
libres, lejos del desenfreno;
cantando, lejos del veneno;
dormidos, sin flor de Morfeo.
En vez de guerras hay amor,
en vez de dudas: decisión;
todos cantamos la canción,
el canto de dulce sabor.
LOS DÍAS EXTRAÑOS
Los días extraños nos han atrapado,
los días extraños nos han masacrado
en el humo de cenizas de barro.
Los días extraños nos han despojado
de la luz del relámpago varado,
para escondernos entre dioses de barro.
Hemos vuelto a descubrir nuestro misterio,
tras el ardiente fuego del dolor,
pintados con sangre del mismo color.
Negra pasión marchita nuestro hemisferio,
sales amargas destruyen tu sabor;
nos persiguen los piratas a estribor.
Noches de plata en la ciudad sin retorno:
los días extraños son nuestro enemigo
y el toque de la muerte nuestro amigo.
Los días extraños, de oscuro contorno,
han ignorado todo lo que les digo
encerrándolo entre lunas sin testigo.
Los días extraños no se han arrepentido
de su gobierno negro y desconocido,
y nos han encerrado en su calabozo.
Nuestra inocencia con ellos se ha perdido,
nuestra paciencia con ellos se ha podrido:
los días extraños nos tiran en un pozo.
DISTINTO
Unos de maíz, otros de arroz;
unos de nieve, otros de carbón:
todos juntos en ésta prisión
debemos ser una sola voz.
Casas de barro, casas de sal,
casas de cal, casas de cristal:
todos viven bajo el mismo techo,
todos duermen en el mismo lecho.
La tierra es tuya, la tierra es mía;
trabajemos por el mismo sueño:
ser almas libres, almas sin dueño
que no gobierne ninguna arpía.
Veo una cruz y una flor de loto,
un candelabro y un libro roto:
todo es lo mismo, nada es errado,
sólo es distinto, no equivocado.
VOLVAMOS
No hemos aprendido nada
de lo que dejó el pasado,
y el mundo sigue varado
en el filo e una espada.
Seguimos asesinando
a nuestros propios hermanos,
y bajo dioses paganos:
sacrificando y matando.
Volvamos a ser pequeños,
inocentes y seguros,
efervescentes y puros;
viajemos en nuestros sueños.
Volvamos a la decencia;
volvamos a ser sinceros,
y no viles y embusteros
jugos de la decadencia.
DISYUNTIVA
Quiero tropezar con la misma piedra
y quiero cantar la misma canción;
quiero quemarme en la misma pasión,
quiero enredarme en la misma hiedra.
Eres la lluvia, el opio y el alcohol
que se lleva el dolor y las heridas
que el filo de Venus dejó perdidas
y que sólo secan en tu noble sol.
Regresa, Afrodita, ven corazón,
te daré un poema, una canción;
pero si no vuelves a mí, querida,
no tendrás ni una palabra podrida.
Te pedí perdón, pero ya no más:
o me perdonas o me ves jamás.
Si quieres ser mi Afrodita, yo voy
por ti, si no, te destierro desde hoy.
EL SENDERO DEL DOLOR
El sedero del amor:
el sendero del dolor,
sombras y desolación
lágrimas de perdición.
La espina aguda en la rosa,
oscura piedra preciosa,
el canto de una sirena,
nuestra inminente condena.
El sedero del amor:
el sendero del dolor,
lunas negras de traición,
nuestra negra maldición.
La daga de filo doble:
mata al plebeyo y al noble;
secreta pena de muerte
que se roba nuestra suerte.
Serafines del terror,
mariposas del horror
por la senda del amor:
el sendero del dolor.
EL PAÍS DE MORFEO
El espejo de la noche
difumina tus latidos,
codifica tus sentidos
y los encierra en su broche.
Universo alternativo,
luces del templo del sol,
lluvia de hachís y de alcohol,
camino del fugitivo.
Por las tierras de Morfeo:
¿quién nos mata sin pecar?
¿quién nos corta sin rasgar,
nos desea sin deseo?
Huellas del viaje de Alicia
que guían nuestro camino,
un amargo torbellino
que nos absorbe y desquicia.
LAS PALABRAS DEL SILENCIO
Enredada en tu garganta,
putrefacta y ponzoñosa,
solitaria y venenosa,
bendita después de santa.
Muerta antes de haber nacido;
¿acaso eres adivino
que descifras mi destino?:
pude haberte bendecido.
Soy un arma no cargada,
un océano sin agua,
metal inmune a tu fragua,
tu promesa despreciada.
El fruto jamás sembrado,
día que no tiene sol,
vino que no tiene alcohol,
camino no terminado.
PIEDRA PRECIOSA
Tus ojos son de miel,
tus labios son de fresa,
tu rostro es de princesa
y nácar es tu piel.
De luz es tu mirada
que se roba el invierno;
tu voz es fuego eterno,
una llama sagrada.
Tus manos son de flores,
tus pies son de algodón,
tus brazos: de ilusión,
tu pelo: de colores.
Eres tú tan hermosa:
tus pestañas de plata,
tu mirada sensata;
eres piedra preciosa.
LETRAS SECRETAS
Las esquirlas de tus ojos de miel,
que son luz de mi esperanza, penetran
cortantes y me hacen tu amigo fiel:
por verte un segundo se desesperan
mis disidentes ojos de papel.
Hoy son libres mis manos del metal
vil, del grillete del viento de Venus:
tan sólo un momento soy inmortal.
Gracias te doy por esta libertad,
aunque sea vetada por la espada
de Venus. Por ahora la ansiedad
se pierde, sin ruido, de la empinada
senda desierta de mi cruel verdad.
VENUS DE CARTÓN
Enciendo otro cigarro
y vienes a mi mente
con tu tenaz y ardiente
sinfonía de barro.
En mi amargo licor
tus ojos me sorprenden,
mi corazón encienden
con su dulce calor.
Tú, mi fiel afrodita:
mi Venus de cartón,
descarga de pasión,
amazona bendita.
Eres tú la morfina
que adormece mi pecho
al entrar en mi lecho,
como dulce heroína.
CUERPO DE MUJER
Cuerpo de mujer: ardiente paraíso,
rocío del placer, arrogante hechizo.
Cuerpo de mujer: altar de existencia,
magma ardiente, chispa de nuestra demencia.
Quiero ser explorador de sus rincones,
quiero ser explotador de sus pasiones,
quiero ser la descarga de su deseo,
quiero ser su esclavo, su siervo, su reo.
Me piden diamantes, oro y flores bellas:
les prometo el firmamento y las estrellas;
les pido un poco de cariño sincero:
recibo tormentos en cofres de acero.
Cuerpo de mujer: hedonismo divino,
polen de mis flores, uvas de mi vino.
Cuerpo de mujer: pasión ambivalente,
canto de sirena, opio de mi mente.
ABANDONADO
Sangre y miseria,
carne y pecado,
fuego y tormentas,
licor amargo.
Mi negra vida:
rojas pasiones,
fuego y cenizas,
hiel y huracanes.
Gritos de auxilio,
de libertad;
salto al vacío
sin esperar.
Sangre y saliva,
hambre y pecado,
falsas sonrisas:
abandonado.
LAS ESTACIONES
Brotan los lirios en la primavera;
surge el rocío, saltan las sorpresas,
crecen los pastos, revive el color,
nacen las uvas y nacen las fresas,
y me recuerdan tu cara sincera.
Entre rayos de sol nace el verano:
triste y amargo, profano y dorado,
lleno de vida y lleno de calor,
lleno de mar y de jugo sagrado,
y me recuerda la piel de tu mano.
Surge el otoño entre sombras y muerte:
mueren los frutos y mueren las flores,
nacen los vinos de amargo sabor:
metamorfosis de oscuros colores
que me recuerda que no puedo verte.
Del invierno nace el frío y la nieve:
hielos eternos cubren mi ventana,
crueles granizos ocultan mi color,
la nieve blanca corta mi mañana
y me recuerda que en mis ojos llueve.
LA METAMORFOSIS DE UNA MUSA
Las llamas del deseo
escupen el veneno
en mis venas profanas
aumentando mis penas.
Fueron tus labios, Sara,
la luz en mi ventana
cantando con el viento
el canto del deseo.
Tan pura te entregaste
a mi oscuro desastre,
convirtiendo tu mundo
en un triste tormento.
La senda del exceso
no te llevó al palacio,
si no a la deprimente
prisión de los dolores.
QUISIERA
Quisiera decirte que te quiero,
quisiera decirte que me muero
por que una vez más tú seas mía,
pero entonces sólo mentiría.
Quisiera entregarte una esperanza
y escribirte un canto de alabanza;
quisiera darte mi corazón,
mas sólo has tenido mi pasión.
Quisiera apagar nuestro deseo
con el jugo negro de Morfeo;
quisiera librarte de tus penas,
pero te he encerrado entre cadenas.
Quisiera entregarte las estrellas
y dedicarte palabras bellas,
quisiera entregarte mi calor,
pero no te doy más que dolor.
ASTARTÉ
Los ojos de Astarté
están siempre perdidos
y carentes de fe.
Los brazos de Astarté
estaban extendidos
y yo los desprecié.
Las piernas de Astarté
me esperan siempre abiertas
entre espuma café.
Los labios de Astarté
estaban tan sedientos
hasta que los sacié.
El pelo de Astarté
se agita con los vientos
y no lo detendré.
HISTORIAS LASCIVAS
Se cubren mis sueños con un manto de tragedia,
escucho tu nombre y una palabra: deseo,
y mientras espero recuperar la conciencia
mi mente se carcome en el portal de Morfeo.
Tu fuego desatará el huracán de los sueños
y naufragará mi barca en tu isla abandonada;
yo sólo espero que ambos estemos preparados
para poder soportar ésta pasión tan obstinada.
Una palabra resuma lo nuestro: lujuria;
nos consume un viaje de agonizante naufragio
bajo la sombra de plata de la noche fría
que hemos de calentar, como un sangriento presagio.
¿Qué historias de pasión no conocen nuestros poros?
¿Qué noche permitimos que el fuego se apagara?
¿Cuántas veces fuimos prisioneros del pecado?
¿Cuántas noches de locura hemos vivido, Sara?
QUIERO QUEMARME EN TU FUEGO
Quiero quemarme en tu fuego
y morir en tu veneno;
yo quiero ser tu destino,
tu inevitable camino.
Quiero quemarme en tu fuego
y en tu piel ser peregrino;
a tu prisión me condeno
entre lo propio y lo ajeno.
Quiero quemarme en tu fuego
y en la miel de tu deseo;
yo quiero ser el viajero
de tu portal pendenciero.
Quiero quemarme en tu fuego,
en tu volcán justiciero,
y quiero ser el Morfeo
del sueño de tu deseo.
LOS CINCO JINETES
Los jinetes cabalgan
sembrando muerte y llanto,
pintan de rojo el manto
de todos los que salgan.
Se roban nuestra estrella,
se roban nuestro sol,
se beben nuestro alcohol,
nuestra boca se sella.
Cinco siniestros hombres:
negros y rojos, muertos,
hambrientos y despiertos;
ocultos son sus nombres.
Hoy somos sus sirvientes:
carcomen nuestras palmas,
penetran nuestras almas
con jugos de serpientes.
UN ÁNGEL EN MI JARDÍN
Un ángel cayó del cielo
en mi jardín mutilado
y se ha quedado varado
bajo mi tétrico velo.
Era mi fiel Afrodita,
la que me ofreció su vida,
y yo la dejé tendida
entre la hierba marchita.
Yo le mostré el vil camino
del fulminante pecado,
rompiendo su inmaculado
paraíso clandestino.
Del cielo bajó una diosa:
con su manto celestial,
cubrió la sombra letal
de la putrefacta rosa.
>> From: "Enrique Morrison" <zarathustra1669@hotmail.com>
> Date: Fri, 07 Feb 2003 14:53:01 -0600
> To: salvaje@poesiasalvaje.com
> Subject: el disidente
>
> gracias por publicar en su pagina mis "cantos profanos". Ahora les envio los "cantos humanos". Y de paso les felicito por la labor que hacen apoyando la poesia, (en cuanto pueda enviare una contribucion a poesia salvaje con much gusto).
Saludos, Enrique Morrison
correo de enrique