eyaculaciones (quinto flujo)

 

 
 
 
 
 
 
 

Para besar la luna en la laguna, hay que ahogarse. (El bueno de Li Po lo sabe.)
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Poesía es aquello que no se ocupa de un lugar, pero sí del espacio; ni de un momento, pero sí del tiempo; energía coagulada, como las piedras hechas monumentos; aire hecho canción, agua transformada en vino y fornicación en amor. Poesía es palabra que se hace ofrenda en los lenguajes, el signo en cada ser y sus insinuaciones, analogía a muerte; a muerte que no se ve sino en su imagen: el muerto, los muertos en la larga vida del símbolo y su cópula con los sentidos. Poesía es aquello que siempre será el pan nuestro, puesto que no sólo de pan vivimos, sino también del hambre de cada día; avidez por el transeúnte rostro de lo divino. Poesía es fonema, no, sí/laba en el Silencio, rebelde ínsula bendita, erupción del Sí en la totalidad del No. Poesía es palabra que nos salva del salvajismo y nos libera hasta de la misma liberación.

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¿En qué castillo de palabras habitas, impura llama? No eres sino brisa envenenada de luz, el refulgente aliento fétido de los cuerpos, la avidez insaciable de sí misma. Porque te conozco y te sé, porque te sufro y te atesoro, porque no sería ni estaría sin ti, porque todo lo demás no es más que fango, te acuso ante mí; muy a pesar de todos, muy a pesar de mí, te proclamo, oh vencedora.

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Importa que te quiera, si te vas de un aire. Viajas sin equipaje, sin rumbo. No importa.
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Ahora que sé, ya no sé.
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Ven a cantar conmigo; aquí, allá, en todas partes; ven a cantar conmigo hasta el Silencio. Ven a bailar conmigo; ella también; bailemos todos; ven a volar conmigo hasta el reposo. Ven a comer conmigo, esta noche la siempre última cena; ven a nutrirte conmigo hasta la conciencia. Ven a dormir conmigo; después, el eterno retorno; ven a soñar conmigo... y despierta.

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Desnudo estoy y te espero. Desnuda, pues, ven a mí y, si tienes vergüenza, ponte algo transparente.

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Yo trabajaba con palabras y en ellas te buscaba. De ellas saliste, completa, con tus propias palabras. Pero no eres mía. Tampoco eres tuya. Eres de mis palabras.

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No sé dónde estoy, acaso ni soy. Estoy aturdido: ¿Es éste un lugar? ¿Un lugar de la soledad o del olvido? La cama ya no será cama jamás. Tal vez otra dama será; ojalá que también, chocolate (ese azteca teobroma de dulce gusto universal). Y por todos lados, Julio Jaramillo.

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Bumerán viviente entre las nubes y el agua, el vuelo en V (de victoria absoluta) de los cuervos marinos.

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Las gaviotas no vuelan. Están colgadas del cielo.

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De este titanic diario, llévate contigo una semilla, la del amor.

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Ola de noche en la piel, piélago oscuro en pleamar, entró la mujer al vagón; se sentó junto a mí, sus brazos desnudos me rozaron. Hambrientos, mis ojos devoraron la tersa extensión de esa piel pigmentada por milenios de soles implacables; chocolate --cálido, exquisito, vivo-- por el que, lunas después, aún babean las yemas de mis dedos.
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Si la vida está llena de mala leche; si nos mira como gusanos el vecino; si como moscas tenemos los minutos contados; si como gallinas nos levantamos todos los días, si como hienas reímos y lloramos como cocodrilos, si aun camino al matadero, como reses, nos rendimos; ¡qué carajo! Si como burros para otro sudamos y sufrimos; si como elefantes crecemos, engordamos, recordamos y olvidamos; si como engendro de una pesadilla de dinosaurios más que extintos terminamos; si como hombres y mujeres nos intermasturbamos sin una pizca de amor, ¡pero qué carajo!

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Llegaron a la hora y lugar acordados: Escenario y anejo fue todo lo demás. Cautivos uno de otro, buscaron aislamiento hasta el proscrito instante del adiós. Entonces fue la misma película, pero en retroceso: Distancia y tiempo creciendo entre los dos.

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Profunda en tu sexo, te conocí una noche fantástica. Eras toda un filtro de amor: alas de libidinosas libélulas, patas de mosca encelada, telarañas de viuda negra, vellos púbicos de una loca insaciable. Tu salvaje olor a sangre premenstrual, a tierra húmeda y amortajada, tu sed de semen, saturaron la noche y mis sentidos. En lo profundo de tu noche me sumergí, te poseí, lloví en ti, como tormenta implacable.
(Sé que todos te tienen ganas, hasta el coreanito que te arregla las uñas, para tus correrías por Queens, Brooklyn, el Bronx y Manhattan. Sé también que en el fondo, salvo por estas palabras, a nadie le importas un ardite.)

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Nueva York en el poeta.

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Todas estas palabras que me llegan no son sino una afirmación del No. Me llegan en bandadas contra el cielo, ardientes y confusas, en el frío y claro cielo del olvido (vasto cielo); pájaros necios son, en crucero y sí, aterrizan de puro terror, de soledad pura decolan, en el aire transparente suspendidos, significando todo sin decirse ala menos ala más el loco vuelo; esfuerzo sobrehumano son estos fonemas, fulgor de plumas sin colores son; aves de paso, de luto, de rapiña; aves son sin María y sin amén.
 
 





> From: Julia Cevallos <EcuaYork@worldnet.att.net>
To: <Undisclosed-Recipient:@llca190.servidoresdns.net;>
Date: lunes, 6 enero 2003 07:37
Subject: Eyaculaciones (Quinto flujo)
EcuaYork, Boletín Electrónico # 58
www.EcuaYork.homestead.com <http://www.EcuaYork.homestead.com>
Copyright 2002: Petronio Rafael Cevallos
ISBN 1-889225-14-2
 


 
 

de Petronio Rafael Cevallos

a 3 de Marzo 03

 
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