MUSEUM
ODA A LA NOVIA DE FRANKENSTEIN
Novia de Frankenstein,
tu piel es verde como el aceite que escupes,
tu sonrisa es un desfiladero con riesgo de desprendimientos,
tu voz de sílabas encoge las palabras,
tu pelo es fino alambre que enviuda peines,
tus manos son atriles para partituras de fresa,
tu cuerpo es un vestido de tornillos
que hace juego con el enrosque de tu mirada.
Novia de Frankenstein,
él te quiere, te desea, suspira por ti,
pero a veces se marcha sin decirte adónde
y entonces tú le lloras una lágrima,
y coses pedacitos de luna añeja en tus rodillas
para que la crujida balada de huesos que te acompaña
no delate tus movimientos en falso.
Novia de Frankenstein,
yo quiero ser tu amiga,
yo también he sido un cadáver,
yo también atraigo al metal y a la sangre,
yo también sé contar historias de terror
con el pecho a gajos y las venas en mármol.
Déjame ser tu amiga siamesa
para medir con caricias la piel que nos queda.
Agrupemos las cicatrices en único islario
y, cuando regrese Frank,
me retiraré al cementerio del olvido
donde todas las tumbas
abrazan tu nombre.
LA AVENTURA NO HA HECHO MÁS QUE COMENZAR
La aventura es la aventura, decía sonriente saltando de rama en rama. Era intrépido, simpático y deslenguado, y manejaba los cuchillos (¡eh, cuidado!) como nadie.
La aventura es sentirse vivo, decía escalando los terraplenes con su traje de pantalón y chaqueta. No sé cómo se las apañaba para no hacerse nunca una mancha, era tan... tan impoluto...
La aventura no ha hecho más que comenzar, decía entre carcajadas, lo recuerdo bien, aquel día que palas de tierra caían acompasadamente sobre su cabeza y la luz se extinguía.
PEREZA
Huele a pereza
Abre el paraguas
No tengo ganas de abrir el mío
Fíjate bien
No es lluvia
No cae
No rompe
Es pereza
Huele
a sueños
sin
h c r
a e
BORRADOR
Ahí va el caminante,
borrando el suelo con pasos de goma,
estampando su olor de letras mayúsculas
en las paredes que de tanto escuchar hoy son ruinas.
Sonríe bajo una mueca
clavada con alfileres,
como las mariposas,
clavada con secretos,
como los alfileres,
clavada con mariposas,
como los secretos.
Dice adiós con la nuca olvidadiza
y la sonrisa de un rostro borrado.
Ahí va,
engomando el suelo con pasos que huelen
como las ruinas que de tanto estamparse
hoy son minúsculas
y sordas.
Siempre hacia adelante,
hacia adelante,
hacia...
sin poder detenerse a contemplar la mueca de un atrás o un pasado
clavado con alfileres secretos,
borrado bajo sus pasos de mariposa.
MUÑECOS Y ARMARIOS
Cuando era pequeña me daban miedo los muñecos por la noche.
Silencio, Silencio.
Temblor, Suspiro.
Me dormía.
Ellos no.
Y se movían tanto que por la mañana acababan en el mismo sitio.
También me inquietaba que la puerta del armario estuviera abierta.
Oscuridad, Oscuridad.
Lamento, Crujido.
Abría los ojos.
La puerta se cerraba.
Un día entré en él para verme desde fuera
y con tinta de naftalina dediqué mis primeros versos al terror.
Hoy los muñecos y los armarios sólo son muñecos y armarios.
Oscuridad, Silencio.
Temblor, Crujido.
Se mueven.
Se cierran.
Me abren
los ojos
con dedos
y perchas.
Todas las noches me derramo sobre la almohada
y duermo abrazada a la última bola de naftalina en verso
que me recuerda con movimientos invisibles
cómo los muñecos guardaron mi infancia en el armario
y me entregaron a cambio el secreto de perderle
el miedo a la vida.
EL HOMBRE DEL PIANO PÁLIDO
El hombre del piano
pálido
jugaba con dedos negros y blancos a arañar el sofá
destripando notas.
Después
se miraba las uñas.
Llovía.
Y eso
también era música.
TIEMPOS HOSTILES
Mientras dormías, me quedé mirando tu rostro arrugado, sin ojos, sin expresión, sin efecto. Tu saliva dio la hora exacta en el reloj parado. Te miraba y me preguntaba, ¿esto eres?, eres nada. Mis dedos recibían el pulso de tu cuello, un cuello anular desparramado sobre la almohada. Maldito seas, qué viejo y qué solo estabas. ¿Soñabas que envejecías y tu sueño se exteriorizó?, o, ¿soñaba yo con un futuro decrépito a mi lado, en la cama, a mi alcance? Te cerré la boca con un beso de espinas, para que tu respiración se quedara contigo, para que nunca te faltara, para que no absorbieras mi aire, para que no lo contaminaras con arrugas imaginarias, para que no te convirtieras en el campo de batalla del tiempo. Estoy aquí, tranquilo, soñabas, te quiero, te estoy salvando, dando la paz.
> >From: Gelen Román <gelen13@hotmail.com>
>Date: Tue, 24 Sep 2002 22:19:23 +0200
>No sé
>Me dio el punto
>Es como un museo con personajes
>Así lo vi
>Si se te ocurre a ti un título me lo dices y ya veré si te hago caso (jeje)
de Gelen Román
a 30 de Septiembre 02