olismo
 

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poesía salvaje

                    EL OLISMO
 

Es un mantenerse de pie y en equilibrio
mientras el universo se esta moviendo.
Es sentir, observar y conocer ese movimiento.
Es navegarlo.

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Ahora escribo silencios.
Apenas una hilera de palabras sordas.
Y no digo nada.

Me veo bailando el aquelarre
del ritual de la muerte.
Los tambores me empujan,
me embisten.
Danzo, danzo, danzo
con los ojos vacios 
alrededor del fuego.
No tengo rostro.
Bailo, bailo,bailo
con los pies descalzos
sobre mi propio esqueleto.
Trago el nudo que atora mi garganta,
aspero y tosco 
como un pedazo de piedra.
Me arde la lengua,
me la arranco 
y la arrojo al fuego.
Estoy sediento,
muy sediento.
Ah, la lluvia,
la hierba,
el rocio sobre las hojas.
Bailo, danzo, bailo, danzo.
Los niños tocan los tambores
y se rien de mi,
se desvisten
y arrojan sus tunicas al fuego..

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Lo que se ha comprendido
no existe.

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Olvidar todo,
todo el tiempo.
Todo el tiempo olvidar.
Para poder ser puros.

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poesía olista

Me cuelgo de vuestra realidad
y la inclino -la agacho-
hasta hacerla tocar el piso,
entonces me aparto y la suelto,
bruscamente,
para que chijotee en el aire
y atrurda con la sacudida
a los religiosos
a los moralistas
a los jueces
a los psiquiatras
a los sacerdotes
a los rectores de las universidades
a los directores de los manicomios
y a la policia.

Cierren vuestras bocas,
malditos heresiarcas de la verdad,
que la lepra corrompa vuestros rostros
y pudra vuestros ojos
antes de que os atrevais
a pronunciar la palabra libertad.

Que sabeis vosotros.

Me rio de todos ustedes

a Uds. les hablo
Sres. del tribunal
a vuestros deseos,
a vuestros miedos,
y a vuestras frustraciones,
a vuestra ingenuidad
de querer conocer las regiones oscuras del alma
iluminandola.

Que torpes son mis pequeÒos.

Es como amordazar y maniatar al demonio,
e incluso tapar nuestros propios ojos
para presentarnos ante el,
y luego jactarnos de haber estado
en su presencia . . .

Huelan mis pies
malditos cobardes miserables

Yo los condeno

Que la angustia
marchite vuestros ojos
y demacre vuestras almas
y las de vuestra descendencia.

Yo he vuelto a trepar

Pisoteando vuestras leyes
y vuestra moral,
vuestra logica
y vuestros dioses,
vuestros cielos
y vuestros infiernos,
y me rio . . .

cCon la panza suelta
y los dientes afuera...

Y desde aqui me arrojo seÒores

No a buscar la luz
sino . . .
a mirar en la oscuridad.

Es como un desplegar de alas
y el roce suave de las plumas
en la sombra . . .
 
 
 
 
 
 
 
 

Caigo

me precipito
desde el borde de la tierra
me abandono
y caigo

           
           C
           A
            I
           G
O

            .
            .
            .

           C
           A
 I
G
O

 .
            .
            .

           C
A
 I
G
O

            .
            .
            .
 

tanto caigo

que soy dueño de mi caida
caigo en espiral
planeo
abro los brazos
y me elevo
en caida
la tierra
ha quedado
tan abajo
y tan arriba
que 
ya no

vuelo . . .

sin alas
con espalda
sin pestañas
sin saliva
sin aire
sin manos

. . 

. . 

. . 

. . 

. . 

. . 
 

suspiro 
 
 
 
 
 
 
 

          Prohibido soñar

Todos los atajos de mis sueños
van a dar a su sonrisa.
Ella se parece
a los paises de la luna,
a una estatua adelgazada
de palabras,
a las huellas que las gaviotas 
dejan en las playas.
Es una fiesta de plantas.
Florece como el agua,
salvaje como el viento.
Pienso en ella, su mirada
no como quien piensa, sino
como quien no piensa nada.
Dejo que me llegue, que me invada,
sus senos perfumados
su boca de ciruela mordisqueada.
Hay sensaciones sentidas
con solo imaginarlas
que son mas nuestras
que nuestra propia vida.
Ella hace conmigo lo que la primavera
hace con los cerezos,
se parace a la alegria
que penetra en mi ventana
cuando corro las cortinas
-aunque en mi ventana no hay cortinas-
Desordeno su pelo con jazmines
sueño en ella
a esa hora en que el dia
aun no es
y la noche todavia se adivina
no como quien sueña, sino
como quien no sueña nada.
 
 
 
 
 
 
 

Vomito.
Convulsiono las tripas 
y vomito,
largos trozos de vidrio
agudos alfileres
pedazos de garganta,
puntas de lanza
canillas
y frutas.
Me arqueo,
me doblo,
sublevo el estomago
y vomito,
ladrillos en polvo
harina
y agua.
Vomito por los ojos
por el ombligo
por el culo.
Vomito ratas,
hortalizas,
alimañas.
Vomito
sobre el cadaver de Dios,
vomito hasta quedar vacio
extrangulado
chupado.
Vomito muelas
chinches
y teclas de piano,
rayos de bicicleta
aspas de molino
y trapo.
Chapoteo en mi vomito
me revuelco,
me empapo.
Tengo la cabeza
pateada por caballos,
los ojos reventados.
Respiro
aire amargo.
Un sapo se acerca,
se acerca
y me vomita.
Sonrio
con cara de mueca.
 
 
 
 
 

        TEATRO OLISTA
       "Dios y la niña"
 

PERSONAJES El juez, la niña, Dios, el Conde, el Padre de la niña, la Madre de la niña.
 

ACTO I

Un bosque cercano al palacio.
Ardillas, mariposas, la niña, el Conde, vegetacion, flores.
 

La niña

Brincando ritmica y alegremente a la caza de una mariposa.

El Conde

Observa la escena con aniñada sonrisa y se acerca al colorido escenario casi flotando sobre el pulmon de hierba. Coge una florecilla y extiende su mano en un ademàn casi exagerado hacia la niña, ofreciendosela.

La niña

Levanta sus ojos y el Conde ve que son terribles. Acerca su boca y toma la flor de la mano del conde retira algunos petalos que quedan atrapados entre sus labios y con un suave movimiento de su boca se los introduce mientras mira al Conde en los ojos y se relame sonriendo el pelo pegoteado con transpiracion en la cara.

El Conde 

Palidece. Se siente observado por Dios y pos los padres de la niña. Se sonroja. Se el paralizan las piernas. Se le nubla la mirada. El pànico le hiela los ojos. Mira sus dedos aun humedos de boca de niña. La sangre se agolpa en sus oidos. Se marea.

La niña

Sonrie sin pudor, candidamente y juguetea con un tallito entre sus dedos. Toca apenas la puntita del tallo con su delicada boquita color carmin y se la ofrece al Conde siempre sonriendo y sin dejar de mirarle a los ojos.

El Conde
Su corazòn palpita por galopar desbocado. Pero el sujeta las riendas con fiereza. Se excusa torpemente y huye hacia el palacio, aterrado. La sola idea de abandonarse a jugar con la niña le espanta.
_ Tengo tareas que realizar, cosas de gente grande -balbucea-

La niña

No lo oye. No le importan las cosas de gente grande. Se levanta la falda del vestido para limpiar el suave sudor de su frente y exhibe con naturalidad su pueril desnudez al bosque, se corre el pelo de la cara acompañando la mano con un suave movimiento de la cabeza y sale retozando como una potranquita, feliz e inocente, brincando y dejàndose perseguir por las ardillas.
 

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ACTO II
 
 
 Interior del palacio. Un salon muy grande y muy frio, de techo alto. Las paredes y el piso son de marmol.
 
 
 El Conde., Dios., La niña.
 
 
 El Conde
 
 Llega agitado y sobresaltado al palacio. Quiere estar a solas.
 En el palacio esta Dios. Su aspecto es terrible.
 Imponente e impresonante en su omnipresencia celestial.
 Sus pasos retumban en el salon mientras se acerca con su majestuoso andar y apunta en pleno rostro al Conde con su dedo terrible y acusador, presto a formular la espeluznante sentencia.
 Mira al Conde con fiereza y agiganta sus pasos . . .
 
 El Conde
 
 Aparta a Dios con un brazo y prosigue a zancadas su camino a traves del salon.
 
 Dios
 
 - Detente pecador.
 Soy el Dios todopòderoso y solo Yo puedo acusarte, juzgarte y condenarte. Yo soy el Juez supremo. Mis juicios son implacables. El momento de tu juicio ha llegado.Eres Culpable. Culpable de poseer regiones oscuras en tu alma. Culpable de emocionarte càndidamente ante el mundo. Culpable de ceder al pecado de la carne. 
 Eres culpable. 
 Tu condena sera fatal.
 
 El Conde mira a Dios en los ojos.
 
 Dios
 
 Sòlo te queda el arrepentimiento. Vem hijo mio, arrepientete de tus zonas oscuras. Niègalas. No las mires, arrojalas fuera de ti, ilumina tu alma hijo m¡io, arrepientete y yo te perdonare. Yo soy la luz, acèptame en tu corazon y yo iluminare tu alma. Ven hijo mio, ven.
 Arrepièntete te perdono.
 
 Dios ha ido arrodillandose mientras suplica por la redencion del alma del conde, y con las manos extendidas hacia el, le ruega que acepte su perdon.
 
 El Conde
 
 Se irrita ante el tono de la sùplica y se vuelve sobre sus pasos.
 Insulta a Dios en la cara y eructa.
 
 La niña
 
 Entra jadeando al salon y muerde a Dios en la mano.
 
 -Quitate tonto, èl no quiere tu luz, èl tiene la propia. Ahora èl quiere aprender a mirar en la oscuridad. Mirar al diablo en la cara.
 Lleva su sonrisa hasta los ojos del Conde y se aleja corriendo hacia el bosque.
 
 Dios
 
 Mira su mano.Alli estan las marcas de los dientes de la niña. Un hilito de sangre corre por su palma. Dios chupa su herida con lascivia, la sangre color carmin.
 
 El Conde
 
 Mira a Dios y masturba su pensamiento con la imagen de la niña.
 
 
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ACTO III

Una humilde morada en las afueras del Reino. Amoblamiento austero. Olor a pobre.
El padre de la niña. La madre de la niña. Dios. La niña.
 
Dios
Se presenta desnudo ante los padres de la niña exhibiendo la herida de su mano.
- Vuestra hija es la culpable de todo. Debe morir.

La madre de la niña

Oh, no Dios mio, ella tan solo tiene pocos años Dios, que culpa puede ella tener Señor.

El padre de la niña

Somos gente honrada Señor Dios, hemos educado a nuestra hija segun manda nuestra ley Señor, ella es inocente.

Dios

Esa es su culpa. La inocencia.
Ella ha mordido mi mano en un acto semejante al de Eva cuando mordio de la fruta del arbol del conocimiento del bien y del mal. Vuestra hija quiere conocer el mal hijos mios. Ha incitado al Sr. Conde a jugar irresponsablemente como un niño, a pecar sin culpa. Ella quiere conocer la oscuridad hijos mios, las tinieblas donde reinan Satanas el Diablo, la lujuria y el pecado. Vuestra hija es la tentacion hecha carne. Debe morir. Entregadmela y yo la condenare.
Ven aqui pequeña pecadora. Te arrojare para siempre de la tierra. Yaceras eternamente en la hoguera infernal para purificar tu cuerpo, tu carne que incita al pecado. Ven aqui maldita, con mis proipias manos te llevare hasta el infierno.

Dios se excita.

La niña

Escucha aterrada las palabras de Dios. Llora en un rincon, angustiada y en silencio. Piensa en las flores, en las mariposas y tambien en las luciernagas del bosque, a las que ya jamas volvera a ver. Piensa en la sonrisa del Conde y en que a ella tambien le gusta mirar en la oscuridad, apagar la luz.
En eso entra el Conde y golpea violentamente a Dios en la nuca.

El Conde

Dejala tranquila maldito!, ella solo quiere jugar. Quìtate.
Dice estas palabras y extiende su mano hacia la niña, la mano en la que tiene la flor.

Dios cae de rodillas y muere
.
La niña

Enciende su cara y sonrie.

El Conde

Tambien. Despeja su frente y sonrie con inocencia.

Los padres de la niña rezan y se persignan sobre el Cadaver de Dios.
 
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ACTO FINAL
 
El Conde  se mira en los ojos de la niña.
La niña  es tan pura que refleja el alma del Conde

El Conde
Siente que esos ojos son los unicos capaces de juzgarle, los ojos que reflejan su alma entera, incluidas las refiones oscuras. Siente que no tiene ninguna culpa.

El Juez

Declara la inocencia del Conde.

El Conde

Suspira y coge con ternura y alegria la mano de la niña.

La niña

Muerde la mano del Conde y sale corriendo hacia el bosque.

El Conde

Chupa la sangre de su herida y sonrie.

 
                                                     FIN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

> Me quedo esperando noticias de vds. y los felicito por la web... de la que soy insistentemente lector...
hasta pronto.
Jani

 
 

de jani cap[uano

a 13 de Agosto 02
 
 
 
 
 
 
 

 
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