“¿Y hasta qué punto fue sabio el que cegó una cosa inmortal?” G. Corso Cuenta la leyenda sobre un dios rapsoda. Y sobre un humano, también poeta, cuyos manuscritos eran de una belleza incomparable. Y tal era la hermosura que desprendían sus letras, que el dios, envidioso y cobarde, no dudó en deshacerse de él. Mas no tenía el poder suficiente para eliminarlo, así que decidió una condena para éste: siendo el poeta aficionado a la bebida, y el dios a los castigos sarcásticos, optó por desterrarlo a un océano de vino, para que allí muriera ahogado. “Tranquilo”, dijo el dios- “te voy a dar una oportunidad”-y se aguantó la risa- “si consigues sobrevivir, dentro de cientos y cientos de años, te reencarnarás de nuevo en el poeta que has sido, pero ya que jamás llegarías a nado a ninguna de las costas, ya sabes lo que debes hacer... ¡bébetelo TODO!”- Y una sardónica carcajada estremeció a los cuatro vientos. Muchos años más tarde, una extraña sequía acabó con aquel océano, pero el cuerpo del poeta jamás apareció.
Y aquí se acaba la historia.
Y aquí estoy yo, escribiendo poemas, cagándome en Dios cada día, y con unas ganas de echar un trago...
el pájaro
como el pájaro que cansado de su jaula
extendió las alas entre los barrotes
y aleteó con todas sus fuerzas
cuál si su vida dependiera de ello
y así el pájaro agonizó
hasta su último aliento
hay quien dice que la ausencia de libertad
otros que el tedio
alguno aventura que, no sé,
quizás aquella linda gorrioncilla
que nunca pudo sentir entre sus brazos
y que se la ponía dura
como el mármol...
pero...
¿de qué sirve ser pájaro
si dios te odia?
¿y de qué las alas, si tu alma está enjaulada?
¿y porqué querer escapar
si en casa se está calenticu y hay papeo
y afuera el policía
vela por tu seguridad?
¿y por qué...?
¡maldita sea! ¡qué alguien le diga al poeta que deje de beber!
-“y la jaula, por supuesto
no se movió un carajo
pero pocas, muy pocas cosas
han llegado a verse más hermosas”-
(dedicado a dios)
Haikú
Solo
Bebo
Yo
el renegado de Moloch
CONSCIENTIA SPURIA
máquina de sueños
Una vez construí una máquina que, cuando la gente dormía, emulsionaba todos los sueños en una película, para ser proyectada en algún lugar cerca del mar de Bering. El lienzo era la Luna, y mientras los dioses esquimales se juraban amor eterno en las últimas filas, la aurora boreal vendía chocolatinas a los más pequeños.
Y fue allí donde ví a la muchacha de ojos iguales a los míos. Bonitos y más azules, pero se parecían mucho y por eso cuando me miraba podía ver ahí toda mi vida, y juro que podría haber estado mirándola durante el resto de la suya.
Al día siguiente ella no apareció y decidí sentarme junto al viejo contador de historias. Y me explicó que el problema de los sueños es que ya nadie quería pasarlos en sesiones golfas.
Y así es como amé a una muchacha que me mintió cosas hermosas.
Como la vez que encontré una pistola que disparaba recuerdos. Nunca se acababan las balas, y dolían más que las de verdad.
El único inconveniente es que no podías volarte la cabeza.
> From: xavi olmos <xaviolmos@menta.net> To: <salvaje@poesiasalvaje.com> Date: miércoles, 25 septiembre 2002 14:11 Subject: el renegado de moloch aqui os envio unos poemillas para la pagina!!!
de el renegado de moloch
a 30 de Septiembre 02