Harry no podía dormir. Observaba el tráfico de la ciudad a través de su ventana.
Ingirió una buena dosis de zolpiden, no surtió ningún maldito efecto.
Era una noche calurosa y húmeda, con un fuerte viento salido del infierno. El cielo nublado. La lluvia que no aparecía. Solo su insomnio, la ciudad y el endemoniado viento.
Harry siempre fue hombre marginado, jamás logró encontrar su lugar, simplemente no encajaba en ninguna parte. Pero era un escritor. Los escritores tenían alma y corazón. Era lo único que tenía.
Hizo todo lo posible para dormir: leyó a Kafka, miró programas de entretenimiento y se masturbó 2 veces; incluso escuchó música de Ravel.
No hubo caso. Se dedicó a cantar golpeando el suelo.
Iba al baño, miraba su extraño rostro en el espejo y regresaba a su habitación. No podía dormir.
Solo esperaba la maldita tormenta. Los ectopascales le oprimían el cerebro, la humedad lo irritaba... y ese jodido viento,
ese viento podría transformarlo en Charles Manson.
Todo su cuerpo estaba gomoso, sudoroso y lleno de líquidos ardientes. El pelo rizado por la humedad, los músculos tensos.
Mosquitos en la habitación. No aire acondicionado. 35º.
Ninguna mujer para entretenerlo.
A las 4:30, llegó al límite; fue al baño, se afeitó, se metió en la tina, y volvió a tumbarse en la habitación.
De nuevo la televisión. Una película con Billy Cristal -pesadillas garantizadas- Apagó ese aparato del demonio. -así gustaba
llamarlo-
El calor se tornaba insoportable, dejó la ventana abierta. Ruidos de la ciudad. Más zolpidem. Nada. Las pastillas debían de estar vencidas.
Escuchó un extraño silbido. Miró a su alrededor... Un pordiosero barbado estaba parado en su ventana. Se
encontraban a una altura considerable, y una caída, era la muerte segura.
El loco lo invitó a salir con un gesto amistoso.
-¡De prisa! ¡Levántate antes que se escape! -gritó el barbudo-
Harry se levantó, manteniendo distancia, por si acaso...
-¡Te lo dije, imbécil! Ha vuelto a escaparse... Casi lo tenía...
-Oye..¿Qué demonios haces bailando en mi ventana a las 4 de la mañana?
-¿Qué mierda importa ahora? ¡Se ha escapado!
El loco se balanceaba, podría caer en cualquier momento...
-¿Quién? -preguntó Harry-
-El demonio... Ha estado volando sobre la ciudad esta semana... ¡Yo lo vi! ¡El hijodputa no pudo asustarme! Yo... me
propuse capturarlo, librar a la humanidad de ese maldito.
Harry decidió ayudar a ese chiflado.
-Está bien.... Vamos, entra, cuéntame como fue la cosa.
El loco saltó adentro.
Luego de encender la luz, Harry se sentó en la cama para escuchar.
-Mira... Yo soy uno de los pocos hombres santos de la ciudad... tengo visiones, viajes astrales, estigmas...
El loco se remangó las mangas, enseñándole a Harry unos horribles orificios que le atravesaban las muñecas.
-Inmediatamente, el demonio me reconoció como un enemigo peligroso... Vino a la ciudad para hacerme caer en sus
tentaciones... Es decir, no vino personalmente... pero envío bellas mujeres para controlarme, vampiresas... gente extraña que me ofrecía trabajos ilegales, gran dinero. Me puso todo tipo de trampas, pero yo me mantuve firme...
Una noche lo vi volando sobre la ciudad. Se posó sobre un rascacielos, mirándome con burla. En ese instante, lo
comprendí... mi misión era capturarlo. Lo he estado siguiendo desde entonces... Es condenadamente rápido. No logré
acercarme.
-Comprendo -dijo Harry, buscando la guía telefónica para llamar al 911-
-Espera... ¿Qué piensas hacer? ¿Encerrarme? Es exactamente lo que él quiere... Está manipulándote, no permitas que te engañe...
Harry dejó la guía, volvió a sentarse sobre la cama.
-Hagamos un trato -dijo-. Ya no lograré dormir esta noche. Tú tienes intuición... ¿cierto? Eres un santo. Tal vez, él se
encuentre volando por ahí. Salgamos a dar una vuelta. Si no lo capturamos en 1 hora, te olvidas del asunto ¿de acuerdo?
El loco se emocionó.
-¡Sabía que podía contar contigo! ¡Dios me ha enviado un mensajero! Vayamos a coger a ese infeliz.
A Harry ya no le importaba. Solo quería salir a despejarse. Era mejor que seguir esperando la condenada lluvia.
Anduvieron 15 min. sin ver nada especial. El loco iba a la cabeza de la expedición, Harry lo seguía. De pronto, el cielo se retorció..
Llegaron a un callejón sin salida... Ocurrió el milagro...
Ambos vieron la sombra de unas alas demoníacas en la pared del callejón... Harry ni siquiera era religioso. Pero...
-¡Lo viste! -gritó el loco- ¡Vamos a atraparlo! Mantente firme, es una cuestión de fe. ... Búrlate de él, no es tan temible como lo pintan. No demuestres miedo.
-No le tengo miedo -dijo Harry-
El loco se adentró en el callejón, había unos hombres de negro acurrucados en un rincón... sintió un aleteo detrás de él. Giró...
Harry había desaparecido... No, no había desaparecido... Dos alas negras habían crecido de sus omóplatos. Sus ojos
salpicaban fuego.
Lo había estado engañando desde el inicio, disfrazándose para atraerlo hacia su trampa. Era el demonio, después de todo. Y nadie jode con el demonio.
-¿Sorprendido? -dijo Harry- (bueno, Harry el demonio)
Los hombres de negro se levantaron y acabaron con el santo.
Momentos mas tarde, se desató una tormenta del infierno
To: salvaje@labutaca.com
From: Ricardo Schvartzman <rick@poesisalvaje.zzn.com>
aquí va otro relato...
rick.